Hace unos días se inauguró el Túnel de la Línea y revivió el debate sobre la infraestructura: ¿por qué la planeación de las obras más importantes para el país no es acertada, los diseños no convencen, las licitaciones y contrataciones siempre tienen cuestionamientos y, en varios casos, se señala que la ejecución fue errada?
El sector de la construcción tiene un importante peso en la economía, pero su productividad es muy baja. A nivel mundial se ha calculado que los proyectos de construcción suelen prolongarse un 20% más de lo inicialmente pensado; adicionalmente, su presupuesto aumenta en más de 80% de lo planeado. Según McKinsey, el retraso en la productividad de la construcción cuesta unos 50.000 millones de dólares al año en América Latina y el Caribe.
La baja adopción de tecnología en este sector es un factor determinante para estos resultados en materia de productividad. Sin embargo, hace nueve años Reino Unido dio un enorme paso implementando un modelo que se denomina Building Information Modeling (BIM), una metodología de modelación para la construcción de vivienda y todo tipo de infraestructura que combina todas las disciplinas para llevar a cabo un proyecto de infraestructura, centralizar la información, haciéndola pública a todos los involucrados dentro de la cadena de valor. El Reino Unido logró bajar entre 10% y 12% los costos de la infraestructura pública y en estos casi 10 años países como Francia, Noruega y Dinamarca; y en América Latina Chile, Brasil, México y Perú, también la han implementado.
La buena noticia es que en 2018 Colombia fue elegido como país prioritario para desarrollar el Programa Global de Infraestructura del Fondo de Prosperidad Global del Reino Unido y, a partir de esto, se están facilitando intercambios de conocimiento y cursos para la adopción de herramientas tecnologías y metodologías como el BIM. De hecho, ya hay entidades públicas que están usando esta metodología en la planeación, diseño y construcción de sus proyectos de infraestructura, como es el caso de la Ciudadela Universitaria de Occidente, un proyecto del EDU en Medellín.
La infraestructura es clave para el desarrollo económico y juega un papel vital en la competitividad. Por años, si no históricamente, hemos estado condenados al atraso de las obras públicas, a los elefantes blancos, a los escándalos en materia de corrupción y de sobrecostos de las mismas. Plataformas como BIM mejoran la productividad en las obras a partir de la simulación y la visualización, aumentan la transparencia y la eficiencia de los recursos de las obras públicas, ahorran tiempo y resuelven conflictos.
Llevamos media década insistiendo en la transformación digitad en muchos sectores. Solemos pensar que porque nuestros negocios están en el mundo físico no necesitamos migrar hacia la digitalización, y esto nos pasa factura. Adoptar tecnología requiere más inversión, pero seguro aumenta la productividad.
Todo lo anterior para responder la respuesta planteada en el título de esta columna: ¿A qué le tiene miedo la corrupción?… A la tecnología.
David Luna
Exministro TIC y y presidente de Alianza In
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